viernes, 21 de marzo de 2014

la vivienda



la vivienda_

   Para definir la vivienda vamos a retraernos a los inicios de la historia del hombre, cuando el hombre era nómada y la vivienda no tenía valor material, se trataba de construcciones efímeras o simplemente cuevas o árboles que dieran cobijo.

He aquí la primera cualidad de la vivienda: dar cobijo, proteger de los factores atmosféricos y del más fuerte. No olvidemos nunca su mayor característica, era efímera, la movilidad del hombre, las migraciones hicieron de ella una vivienda prácticamente intangible, nada parecido a los lugares en los que nos cobijamos actualmente.

   Siglos más tarde el hombre se hace técnico, cree dominar los elementos y se construye un hábitat fijo, sedentario, donde toda protección es poca, donde las comodidades están a los pies de su lecho. La vivienda es sólida, tiene materialidad, la vivienda es poseída. El hombre busca su lugar en el suelo, su suelo, su vivienda.
  
  Viajemos en el tiempo millones de años y parémonos en la vivienda actual. La vivienda como posesión hipotecada, no es nuestra vivienda, es la vivienda que pagamos. Este hecho va a limitar considerablemente la movilidad de la vivienda, tenemos una sola vivienda, en el mejor de los casos dos, y no podemos salir de ella hasta que no terminemos de pagarla.

  Ya no se trata de una vivienda efímera, intangible, que asista a nuestras funciones vitales, se trata de un complemento, de un lugar con demasiados deseos y ningún espacio para estos.

Estamos ante la involución de la vivienda.
Para explicar esto vamos a referirnos a una serie de imágenes y temas tratados durante la conferencia de “La música callada” organizadas en la ETSAS. En este caso se trata del vídeo llamado “Si mi casa fuera mi coche”.

En las imágenes siguientes se trata de manera clara y concisa el tema que se quiere abordar, y que se aborda a lo largo de la conferencia.
Imágenes extraídas del vídeo documental "si mi casa fuera mi coche"

  Estas imágenes se tratan de las Siedlungen realizadas en la década de los 20-30, en ellas podemos observar una vivienda que ha evolucionado más que su contexto.
¿El coche está obsoleto o la vivienda demasiado evolucionada?
Observemos que las imágenes se tratan de proyectos de vivienda pública, ¿es posible que el movimiento moderno, Archigram … desarrollarán una vivienda acorde con nuestra sociedad actual?

Está claro que no, que como hemos comentado antes en la “evolución” de la vivienda, la vivienda se corresponde con una sociedad, y estas viviendas, resuelven problemas de su tiempo, no del nuestro. ¿Están más cerca de nosotros que la vivienda pública construida, vestigio de años de represión y estandarización?

Ahora observemos las siguientes imágenes expuestas también en el ciclo de conferencias, en el mismo vídeo.

Imágenes extraídas del vídeo documental "si mi casa fuera mi coche"

  No se alarmen, estas son nuestras viviendas. El perfil de nuestras ciudades se compone de fachadas como esta.
¿Qué ha pasado entre estas dos secuencias?

Si mi casa fuera mi coche, al igual que el coche ha evolucionado hacia una serie de necesidades de confort y aspectos técnicos, ¿por qué nos encontramos ante esta imagen?
En la primera imagen de la secuencia observamos una vivienda que contextualizamos por el vehículo que se encuentra en su puerta. Un vehículo de los años ¿50, 60?
En la segunda imagen de la secuencia estamos ante el mismo panorama, pero en este caso el vehículo data de una fecha más actual, posiblemente este mismo año.

  Es ahora cuando nos planteamos qué ha sucedido con la vivienda, qué ha hecho que la imagen de una fachada de hace 60 años pueda contextualizarse por su vehículo y no por sus condiciones arquitectónicas.
Parece lógico asociar la imagen del coche de caballos a la fachada de nuestras ciudades.

Si mi casa fuera mi coche, esto no pasaría.

¿El problema? En el documental nos hablan de problemas de inversión, la vivienda es una inversión a largo plazo, el coche, en la mayoría de los casos, no.

Estamos entonces ante un problema que vincula la sociedad de propietarios, la inversión, las perspectivas de futuro, con la vivienda.
Si a esto le sumamos años de represión y la falta de educación sobre arquitectura contemporánea, nos encontramos con hileras de pitufos llenos de bolardos, bloques de viviendas con remarcos, viviendas jerarquizadas por un pasillo y bandas funcionales que no albergan espacio para el cuerpo.


El espacio para el cuerpo, el espacio de los deseos.

No somos capaces de satisfacer los deseos de los hombres y crear un hábitat donde cobijarnos y relacionarnos, porque el hombre ya no es el hombre del neolítico, es un hombre lleno de aspiraciones y deseos que no tienen lugar solo en lo material, damos paso a la vivienda virtual, que no telemática. La vivienda donde lo exterior entra en el interior: internet.
Entonces ¿qué debemos hacer?¿es posible la definición de la vivienda?

Para ello nos hemos acercado a la definición de casa que encontramos en Metapolis por José Morales Sánchez: 

  "El lugar propio de la residencia-resistencia del sujeto en la ciudad siempre ha sido la casa. El espacio público no le pertenecía , no sólo porque era de los demás, sino porque, al mismo tiempo, estaba controlado. En la casa se contenían todas las cosas que nunca habían tenido un lugar preciso. En la casa se encontraba todo aquello que la memoria iba arrinconado. Al memoria sería, pues, el lugar de los espacios, más que de los tiempos. En la memoria, la duración ha dejado ahora de existir para dar paso al lugar de los alojamientos imprecisos.
Si la arquitectura pierde las estructuras simbólicas del pasado, si la casa ya no es el refugio, si la habitación se disuelve en ese espacio intermedio de la promiscuidad, o lo que es lo mismo, si todo el exterior cabe en el interior (TV, informatización, etc.), habitar tiene otro sentido, plantea otras relaciones. La imaginación, la invención parecen adueñarse de un espacio aún por definir. "

Estamos entonces asistiendo a un cambio en las formas de habitar, de relacionarnos, ¿cómo proyectamos una vivienda que trate de los deseos, del tiempo que permanecemos en ella, y del que no, de las nuevas formas de propiedad?
¿Tenemos que cambiar para eso la sociedad?
No, la sociedad ya ha cambiado , pero no acepta esos cambios, es crítica con respecto a la arquitectura contemporánea, no tiene información. Pero si tiene aspiraciones, quiere una vivienda personalizada, donde haya espacio para crecer, para decrecer, una vivienda que se ajuste al paso del tiempo y sus necesidades.
A la definición de José Morales le sigue la de Manuel Gausa :


    ” La casa-casa: el símbolo, el espacio hogar. La casa-cava: la cueva, el espacio refugio. La casa-cara: la imagen, el espacio icono. La casa-caja: el contenedor, el espacio objeto. La casa-capa: el interface, el espacio interacción; ya no sólo un recinto inerte sino un trasfer, un dispositivo de relación e intercambio con el mundo. Un lugar para el goce y el estímulo y no ya, sólo, para el resguardo. Un paisaje para habitar, y habilitar.”

De esta definición llama la atención el tratamiento que hace de la casa como un paisaje para habitar y habilitar, un paisaje sujeto a mutaciones. Una nueva naturaleza, que como toda naturaleza, crezca, mengue, cambie de organización, y carezca de jerarquía.
Para cambiar las condiciones de la vivienda, tenemos que conocer primero las condiciones que tiene y los conceptos que asociamos a ella.
¿Qué es lo doméstico?
Vicente Guallart define en el diccionario Metápolis de arquitectura Contemporánea (pág. 174):

       “La vivienda es la piel del individuo, el máximo espacio que delimita lo individual de lo colectivo. Cada vivienda refleja el alma de sus habitantes.”

¿Es eso cierto? La vivienda delimita lo individual de lo colectivo, lo público de lo privado, pero las viviendas tienen doble fachada.
Los espacios de relación de la vivienda se ven condicionados por un acuerdo formal en el que se encuentra un poco de todos y nada de nadie. Un espacio de relación sin dueño pero jerarquizado por los condicionantes de la industria.


Los espacios que queremos mostrar y los que no, y ninguno de ellos refleja lo individual. Nuestra vivienda es un catálogo de Ikea donde elegimos algo que nos gusta, algo que mostrar. ¿Dónde está entonces el espacio del individuo, del cuerpo?

Miramos atrás en el tiempo para referirnos a “la casa sin fin” de Kiesler.

kiesler y la casa sin fin

planimetría de la casa sin fin
   En este proyecto de vivienda se lleva la definición anteriormente nombrada a su máximo punto. La vivienda del cuerpo, la materialidad, la forma, la pérdida del concepto de suelo como algo fijo, estable, para concebirlo de una manera más “natural”.
El espacio como algo fluido donde las paredes se adaptan a la forma de tu cuerpo, donde los recorridos cobran importancia como parte del espacio a habitar, no solo como pasillos.

Kiesler pretendía con este proyecto representar de manera radical el espacio del cuerpo, del individuo, la vivienda cueva, la vivienda prehistórica como solución a los problemas de la vivienda actual. El cambio de la cota 0, el tratamiento de los huecos, poder mirar sin estar enmarcados.

Al tratar el concepto de doméstico se nos presentan una serie de problemas, como la caducidad del espacio habitable, las prácticas portátiles y los espacios de acuerdo.

Como se comentó anteriormente la vivienda tiene dos fachadas, la vivienda actual tiene dos fachadas, la sociedad se empeña en mostrar u ocultar sus trapos sucios, se convierten así los espacios de acuerdo y de relación, ya no solo en espacios de medida, sino en espacios de cartón piedra. Volvemos entonces a la cultura del cartón piedra que tan bien representó Berlanga en Bienvenido Ms. Marshall.


El siguiente problema a tratar es la caducidad de los espacios, los espacios que sirven a otros espacios, los espacios que se quedan obsoletos, la definición de habitación y sus parámetros.

Otro de los principales problemas al tratar lo doméstico se trata de la ubicación de las prácticas portátiles, los espacios que cambian continuamente y que están sujetos a unas prácticas que no tienen lugar definido en la vivienda. El espacio para el ordenador portátil, para el teléfono, para el estudio, para la lectura, para los deseos, espacios informes que se ocupan como si de una masa alrededor de nuestro cuerpo se tratara.

Es por eso que planteamos la incorporación de HOUSIS, sistemas abiertos generadores de diversidad residencial.

Se trata de dispositivos evolutivos que combinan a tipos y subtipos, programas mixtos y elementos autónomos a partir de patrones de crecimiento generadores de definiciones espaciales y técnicas múltiples. Pautas flexibles basadas en la heterogeneidad morfológica global y en una eficaz alternancia vacío-lleno, equipado-liberado, abierto-cerrado, público-privado, ocupado-ocupable, producida a todos los niveles, desde la unidad de célula hasta la ordenación urbana.

El problema no está solo en la vivienda, sino que también se encuentra en la concepción que se tiene de espacio público y de las relaciones que en él se producen, tanto a nivel formal como a nivel social, de la forma de generar mas ciudad a partir de un crecimiento a saltos descontrolado. En este proceso la vivienda pública no tiene espacio para la liberación, la única vivienda que puede permitirse liberarse es la vivienda privada unifamiliar, y el consumo del suelo es algo que estamos pagando bastante caro en este país.

La ciudad obsoleta nos lleva a viviendas obsoletas, el urbanismo de la comunicación condiciona los edificios a construcciones en parcelas mínimas donde tenemos que cumplir edificabilidad, ocupación, en parcelas sujetas a la forma delimitada por las avenidas.

En el texto de Mariano Pérez Humanes denominado: Imágenes del Pavillion Solar. Upper lawn comentan los Smithson de la vivienda:

   “Las viviendas no son unidades de habitación en sí mismas, sino que pueden agruparse de tal modo que amplíen el espacio habitable”.

La vivienda como el lugar de encuentro entre el espacio y los objetos, tenemos que tender a edificios menos acabados, menos definidos, donde cada cual se apodere del espacio como le plazca.


   El problema del espacio de los deseos, es que los deseos no tienen representante en nuestro sistema actual de concesión de viviendas. La vivienda que habito no es personalizada, por la ausencia de contacto entre arquitecto-cliente en la vivienda colectiva, y por la incapacidad de gobernar un espacio que ya tiene sus propias jerarquías.

Es entonces cuando surge la idea de la experimentación en la vivienda, ya no solo como un espacio que redefinir, sino como un espacio indefinible, un espacio de posibilidades, donde cada habitante (propietario o inquilino) pueda generar su espacio en base a unos mecanismos espaciales.

Consiste en tratar el espacio no como el lugar que es, sino el que puede llegar a ser. La infinidad de posibilidades que ofrece una vivienda donde los tabiques puedan desplazarse, donde las texturas puedan graduarse, donde la luz entre de distinta manera sin tener que suponer un problema, donde los recorridos cambien a la vez que cambia el tiempo.


Con esto no estamos tratando de definir la vivienda como espacios correderos, de quita y pon, sino como espacios que puedan adueñarse de zonas comunes permitiendo así las relaciones con el resto del mundo, y que a la vez puedan cerrarse de manera total permitiendo la abstracción. De que arriba sea abajo y viceversa, la vivienda que puede generar más vivienda y que puede concebirse como vivienda de generación de tiempos.


blogs de interés:
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